Cusco: 40 actividades que jamás olvidarás

Faltan adjetivos para describir fielmente los encantos del Cusco, pero lo que no falta ni escasea en esta ciudad y región del sur del Perú, son las experiencias y actividades turísticas. Todas ellas —las arqueológicas, las aventureras, las naturales, las artísticas— dejarán una huella imborrable en tu espíritu viajero.

Son tantos los lugares y tan diversas las vivencias en la “Capital Histórica del Perú” que, al tratar de agruparlas, nos dimos cuenta de que si incluíamos a todas esta lista sería interminable. Será para la próxima, esa próxima que siempre se promete cuando se visita el Cusco.

Volver tiene que ser tu consigna. Lo es para nosotros que seguimos andando para descubrir nuevos atractivos y actividades que te motiven a visitarnos por primera vez o a retornar para realizar las 40 actividades de esta lista y, también, las que quedaron pendientes.

Por ahora, viaja con la imaginación y agenda en tu bitácora las actividades inolvidables que compartimos contigo.

Contents

✅Actividades en la ciudad

1. Reserva el Free Walking Tour Cusco

Únete a la fascinante aventura de descubrir a pie el Centro Histórico del Cusco, en compañía de un guía local especializado. Te esperamos todos los días para que seas parte de nuestros grupos en español e inglés.

Reserva con nosotros. Somos expertos y pioneros en este tipo de salidas, como lo demuestran las fotos en Instagram y los miles de comentarios de los pasajeros que gozaron de nuestros tours a pie.

Atención: los free walking tours son exclusivos para extranjeros. Los peruanos deben elegir otras alternativas en el Cusco ancestral. Comunícate con nosotros al

WhatsApp +51 958745640.

2. Ir a la plaza de Armas

No solo hay que ir. Hay que recorrerla, disfrutarla, descansar en una de sus bancas y hasta mojarse un poquito con el agua de su pileta central. La plaza de Armas del Cusco es el lugar principal de la ciudad desde la época incaica y el punto de partida ideal para explorar el Centro Histórico.

Rodeada por auténticos monumentos arquitectónicos que fusionan lo andino con lo occidental, la plaza mantiene su esencia como espacio de encuentro entre cusqueños y foráneos. Aquí se realizan grandes celebraciones, como el Carnaval, el Corpus Christi y parte de la escenificación del Inti Raymi, entre otras fiesta populares.

Aprovecha tu visita para conocer la Catedral y la iglesia de la Compañía de Jesús. También encontrarás restaurantes, cafés, bares, agencias de viajes, centros de entretenimientos y todo lo necesario para pasarla bien.

3. Visitar el Qorikancha y el convento de Santo Domingo

Durante la época incaica, el Qorikancha (recinto de oro, en español) era el templo más importante del Tawantinsuyo. En su interior se adoraba al Sol y a otras divinidades andinas. Con la llegada de los españoles se construyó sobre este lugar el convento e iglesia de Santo Domingo.

El Qorikancha y Santo Domingo te impresionarán por el contraste entre la arquitectura andina y la española. Este espacio urbano, localizado en la avenida El Sol, es uno de los más representativos del Cusco. Inclúyelo en tu itinerario viajero.

4. Sentarse en el mirador de San Cristóbal

Al norte de la plaza de Armas se encuentra la plazoleta San Cristóbal, donde se yergue la iglesia colonial del mismo nombre. Desde este lugar observarás los restos del palacio de Manco Capac (siglo XII), el hijo del Sol que emergió del lago Titicaca para fundar una ciudad y una civilización, cumpliendo el mandato de su padre.

No es la única visión que tendrás en San Cristóbal, el patrón de los viajeros y los conductores. De día o de noche, desde este mirador observarás el Centro Histórico y gran parte de la ciudad, ubicada a lo largo del río Huatanay. El ingreso es libre por tratarse de un espacio público.

5. Inspirarse en el barrio de San Blas

A solo unas cuadras al oeste de la plaza de Armas se encuentra el barrio de San Blas. Muchas de sus casas de paredes blancas y balcones azules, son los talleres o galerías de reconocidos maestros de la artesanía cusqueña y peruana. Ellos siguen una tradición que surgió en el periodo incaico.

En aquel entonces, artesanos de distintas partes del Tawantinsuyo fueron trasladados al actual San Blas, para que continúen con su labor y compartan sus conocimientos. Ese es el origen de un barrio que inspira y sensibiliza a quienes lo visitan, tanto así que dan ganas de volver una y otra vez.

Otro de los atractivos es la iglesia del mismo nombre. Su púlpito de madera tallada de estilo churrigueresco español, es una joya del arte colonial y religioso que invita a ingresar al templo. También llamará tu atención la plazoleta San Blas y el Museo de Hilario Mendívil, un auténtico maestro de la imaginería peruana

6. Tomar una frutillada

Atrévete a refrescarte con esta deliciosa bebida cusqueña. Esta se prepara con chicha de jora, la cerveza de los Andes que se produce por la fermentación del maíz blanco, y una variedad de fresa conocida como frutilla. El resultado de esta mezcla es un líquido denso y rosado.

Las chicherías o picanterías tradicionales, son los mejores lugares para disfrutar de la emblemática frutillada. Si te animas a vivir esta experiencia, te recomendamos la picantería de La Mamá Trini, localizada detrás del mirador del barrio de San Blas.

7. Desayunar o almorzar en el mercado central San Pedro

Diseñado por el ingeniero francés Alexander Gustave Eiffel, el mercado fue construido en 1925. Es el primer centro de abastos del Cusco. En los últimos años se ha convertido en un atractivo turístico por su variedad de productos agrícolas, artesanales, hierbas medicinales y hasta insumos para rituales andinos.

Pero es su sección de comidas la que atrae a los viajeros, deseosos de consumir sus poderosos, contundentes y económicos desayunos y almuerzos. Platos tradicionales y criollos son parte de un menú variado que te dejará satisfecho. Si buscas algo sencillo, pero abundante, decídete por un arroz con huevo.

El mercado central San Pedro se encuentra a 10 minutos a pie de la plaza de Armas. El ingreso es gratuito.

8. Pasear por el cementerio general Almudena

Construido en 1850 por orden del beato Miguel Medina, es el más antiguo del Cusco. Declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 2011, en su interior encontrarás esculturas de mármol, gárgolas e imponentes mausoleos que revelan la religiosidad, el dolor de los deudos y el afán de honrar la memoria de los familiares fallecidos.

La Almudena se encuentra en el barrio de Santiago y fue la morada final de ilustres personajes del arte, la política y la literatura cusqueña. Si quieres conocer el cementerio, únete a los tours guiados que se organizan en fechas especiales como el Día de Todos los Santos.

9. Subir al monumento del inca Pachacutec 

En 1991 se construyó en el óvalo de la avenida El Sol (distrito de Wanchaq) un monumento en honor a Pachacutec, el noveno inca del Tawantinsuyo. Líder brillante y visionario, expandió las fronteras de su imperio y consolidó el dominio de los “hijos del Sol” en la geografía andina.

El monumento tiene una base cilíndrica de piedra de 22,5 metros de altura. Esta sostiene una escultura de bronce de 11,5 metros. En su interior hay un museo y un mirador. Desde el Centro Histórico llegarás a este atractivo en menos de 10 minutos en taxi. A pie demorarás 30 minutos. Ten en cuenta que el monumento a Pachacutec está incluido en el Boleto Turístico del Cusco.

10. Fotografiarse en la Paccha de Pumac Chupan

En la avenida El Sol, a solo unas cuadras del Qorikancha, se encuentra la Paccha de Pumac Chupan, una fuente con una caída de agua de 7 metros de altura y un ancho de 10 metros. Detrás de la “cascada” hay un mural multicolor con escenas representativas de la época incaica.

La “fuente de agua en la cola del puma”, ese es la traducción de su nombre al español, es una de las locaciones favoritas de los viajeros. Aquí se hacen fotografía y pasan un momento distendido. Por ser un espacio público no hay un horario de visita establecido y el ingreso es libre todos los días.

11. Disfrutar del Museo Histórico Regional del Cusco o Casa Garcilaso

El museo funciona en los ambientes de la casa en la que nació el Inca Garcilaso de la Vega (Cusco, 1539 – Córdoba, 1616), el primer escritor mestizo del Nuevo Mundo y el padre de la literatura peruana. Su obra cumbre, Los comentarios reales, es fundamental para entender la historia, costumbres y tradiciones de los incas.

Por su condición de mestizo y familiar directo de la élite gobernante, Garcilaso de la Vega tuvo una visión distinta sobre el Tawantinsuyo y la cultura andina. Su madre, Isabel Chimpu Ocllo, fue nieta de Huayna Capac y sobrina de Atahualpa y Huáscar, los hermanos enfrentados militarmente cuando los españoles llegaron al Perú.

La casa colonial que “vio crecer” al autor de la Historia General del Perú y La florida del Inca, es la sede del Museo Histórico Regional del Cusco. En este espacio cultural se exhibe una importante colección de pinturas de la Escuela Cusqueña y esculturas de madera del famoso artista Bernardo Bitti.

El ingreso al museo está incluido en el Boleto Turístico del Cusco. La casa Garcilaso está en el Centro Histórico (calle Heladeros 165), al frente de la plaza Regocijo, uno de los espacios urbanos más visitados de la «Ciudad Imperial».

12. Ver la Piedra de los 12 Ángulos

Es el bloque de piedra más famoso, visitado y fotografiado del Centro Histórico. Su antigüedad supera los 800 años y está incrustado a la perfección —como si se tratara de la pieza de un rompecabezas— en uno de los muros incas de la residencia de Inca Roca, hoy la sede del palacio Arzobispal del Cusco.

Los ángulos de la piedra, según algunos investigadores, representarían los 12 meses del calendario incaico. Otro estudiosos sostienen que fue un hito o señal que separaba los dos sectores de la ciudad: el Hanan Qosqo (el Cusco de arriba) y el Hurin Qosqo (el Cusco de abajo).

La Piedra de los 12 Ángulos está en la calle Hatun Rumiyoq, (“la calle con la roca grande” en español), a una cuadra de la plaza de Armas. Cuando los “hijos del Sol” predominaban en los Andes, esta vía era parte del camino al Antisuyo (la región oriental del Tawantinsuyo).

Al encontrarse en una calle abierta y pública, no hay que pagar para conocer la piedra. Tampoco existe un horario de visita. Eso sí, evita tocarla y hacerle tomas con flash.

13. Conocer el Museo de Arte Precolombino

La casona colonial de la familia Cabrera fue adquirida en la década de los 80 del siglo pasado por el Banco Continetal (BBVA), con el objetivo de restaurarla para ser la sede de un museo dedicado específicamente a las antiguas culturas prehispánicas del Perú.

En las diez salas del museo, acondicionadas en las dos plantas de la casona, se exhiben 403 piezas precolombinas e incaicas, procedentes de la colección del Museo Larco de Lima. En tu recorrido verás objetos de uso ritual hechos con piedra, arcilla, madera, metales diversos e, incluso, con conchas marinas.

Visita el museo de lunes a sábado desde las 10:00 hasta las 16:00 h. La entrada cuesta 10 soles (peruanos) y 20 (extranjeros). La casa Cabrera está ubicada en la plaza de las Nazarenas 231.

14. Visitar el valle de los Duendes

Entre las rocas de un pequeño valle del barrio Alto Qosqo del distrito de San Sebastián, aparecieron —¿por arte de magia o gracias al trabajo de un escultor?— decenas de simpáticos duendecillos. Estos personajes le agregan un toque de misterio, a un lugar donde existe una piedra en forma de campana, llamada Huancac.

Por el encanto de los duendes y la belleza natural del lugar, el valle comenzó a llamar la atención, convirtiéndose en uno de los atractivos contemporáneos de la ciudad. Aquí los niños son los que más disfrutan, siendo una excelente alternativa para las familias viajeras.

La entrada al valle de los Duendes cuesta 3 soles. Si quieres visitarlo, súbete al colectivo Chaski en las afueras del Centro Comercial El Paraíso. El vehículo te dejará en la puerta de tu destino. Antes de ingresar, verifica si tienes dulces para dejárselos a los extraños habitantes que encontrarás en tu camino.

15. Acompañar a las imágenes del Corpus Christi

Los santos, santas y vírgenes de los barrios del Cusco, abandonan los altares de sus iglesias para dirigirse a la Catedral en las andas que cargan sus devotos. En el templo principal, se reúnen con el señor de los Temblores, el patrón jurado de la ciudad. El cónclave se prolonga hasta el día siguiente.

Esa es la esencia del Corpus Christi cusqueño, la mayor celebración católica en la antigua capital del Tawantinsuyo porque las calles del Centro Histórico son “tomadas” por los fieles que, al son de las bandas de música y vistiendo trajes tradicionales, cumplen con la tradición y su fe.

Durante la fiesta, la devoción se “alimenta” con el chiri uchu, “plato frío” en español, la comida típica del Corpus. Esta contiene una gran variedad de ingredientes, como elcharqui (carne seca), algas marinas, queso, maíz tostado, tortilla, cuy, gallina, entre otros.

La fiesta del Corpus Christi no tiene una fecha fija. Esta se realiza el jueves siguiente a la octava de Pentecostés. Si quieres unirte a esta celebración en 2025, prográmate para estar en Cusco el 19 de junio.

16. Celebrar al Sol en el Inti Raymi

Los incas se proclamaban como orgullosos “hijos del Sol”. Por esa razón, la fiesta en honor a su padre era fastuosa, imponente y una demostración de la grandeza de un imperio que ensanchaba sus límites y su influencia política, económica y social en los Andes.

En aquellos tiempos, la fecha central del Inti Raymi (Fiesta del Sol en español) coincidía con el solsticio de invierno, el día más corto del año (21 de junio). El evento congregaba a una gran multitud, incluyendo a las principales autoridades cusqueñas y delegaciones provenientes de los cuatro suyos.

El Inti Raymi dejó de conmemorarse durante la época colonial e inicios de la república. La situación cambiaría en el siglo XX por iniciativa de intelectuales cusqueños que impulsaron el retorno de la fiesta, para reivindicar las raíces y el legado incaico de la ciudad.

Al lograr su objetivo se fijaría el 24 de junio como fecha central. Esta coincide con el Día del Campesino en el Perú. En la actualidad, el Inti Raymi se celebra en tres escenarios: el Qorikancha, la plaza de Armas y Saqsaywaman.

El ingreso es libre, aunque en la zona arqueológica se arman tribunas a las que se ingresa comprando una entrada. La organización del Inti Raymi es responsabilidad de la Empresa Municipal de Festejos y Promoción Turística del Cusco (Emufec).

17. Probar la sazón de La Cusqueñita

La experiencia de viajar incluye el probar los sabores de la cocina típica del lugar que se visita. En el Cusco, la búsqueda de la gastronomía tradicional conduce a los foráneos a las picanterías, como son llamados los restaurantes especializados en preparar las exquisiteces locales.

En la “Ciudad Imperial” te recomendamos visitar La Cusqueñita Tradicional Pikantería, el lugar favorito de los nacidos en esta tierra de altura. Su carta incluye clásicos de la comida andina, como el cuy chactado, el rocoto relleno, el adobo y el chairo cusqueño. A la hora de beber, prueba la chicha de jora o la frutillada.

La Cusqueñita atiende todos los días desde las 11:00 hasta las 17:00 h en la avenida Centenario 800 y en la avenida La Cultura 3081. En sus dos locales, además de buena comida, apreciarás un show de danzas típicas cusqueñas.

✅Actividades fuera de la ciudad:

18. Descubrir la Morada de los Dioses

Ese es el nombre que reciben la esculturas talladas por el artista Michel de Titán Monteagudo Mejía, en varios peñones del sector Sencca del distrito de Poroy. Debido al significado y el gran tamaño de sus obras, la zona en la que se encuentran es conocida como la Morada de los Dioses.

Las esculturas de Monteagudo Mejía representan a la Pachamama, al puma, al hombre andino y al de la selva. También hay una puerta tridimensional. Todas resaltan por su belleza y la calidad de sus detalles. Esas características han convertido a este lugar en uno de los atractivos contemporáneos del Cusco

La Morada de los Dioses se encuentra al norte de la ciudad (media hora por vía terrestre). Aquí encontrarás un restaurante, una cafetería y un mirador. Después de admirar las esculturas, anímate a subir en una cuatrimoto.

19. Explorar la maravillosa Machu Picchu

En los límites de los Andes y la Amazonía, el inca Pachacutec ordenó la construcción de una ciudadela que sería su residencia y lugar de descanso. Oculta a los ojos del mundo durante siglos, el investigador estadounidense Hiram Bingham la redescubriría en 1911.

Desde ese momento, Machu Picchu es una de las joyas de la humanidad y un destino turístico mundial por su arquitectura y su entorno geográfico. Eso no es todo. En su interior existe un total de 70 zonas de interés arqueológico, como la plaza Sagrada, el templo del Sol y del Cóndor, el Intihuatana o Reloj Solar, entre otros.

Considerado por el Estado peruano como un santuario histórico, la biodiversidad es otro de los atractivos de esta maravilla del mundo. En sus montañas y bosques habitan especies representativas de la fauna andina y amazónica, como los osos de anteojos y el gallito de las rocas, el ave nacional. También hay orquídeas endémicas.

20. Caminar en la «Ciudad Inca Viviente» de Ollantaytambo

Es una de las zonas arqueológicas más importantes y vistosas del Valle Sagrado de los Incas. Muchos investigadores creen que este lugar construido a inicios del siglo XV por órdenes de Pachacutec, fue una fortaleza militar por su estrategica ubicación en la ruta hacia la selva del Cusco.

Un templo dedicado al agua, terrazas ceremoniales, graderías de andenes, unas largas escalinatas de piedra, hacen de Ollantaytambo un lugar imponente. Esa condición se prolonga al pueblo, conocido como la “Ciudad Inca Viviente” porque su geografía urbana mantiene el trazo arquitectónico original.

El ingreso al Parque Arqueológico de Ollantaytambo está incluido en el Boleto Turístico del Cusco. Este atractivo se encuentra a dos horas del Cusco por vía terrestre.

21. Sorprenderse en Q’enqo

Una sala de sacrificios, un observatorio astronómico, una canaleta zigzagueante y un anfiteatro (el único que no está labrado en piedra), son los vestigios y las construcciones incaicas de Q’enqo, uno de los sectores del parque arqueológico de Saqsaywaman.

Visitar este lugar es bastante sencillo. Por su cercanía al Centro Histórico es posible llegar caminando o en bicicleta, en taxi (15 min) y en el transporte público. Si te animas por esta última opción, sube a las unidades de la empresa Señor del Huerto en los jardines del Qoricancha.

Al estar dentro de Saqsaywaman tendrás que presentar tu Boleto Turístico del Cusco para ingresar a Q’enqo.

22. Reposar en Tambomachay

El nombre de este sector del parque arqueológico de Saqsaywaman significa “lugar de descanso o reposo”. Hazle caso a la traducción y recorre con calma este templo ceremonial en el que se le rendía culto al agua, como lo evidencian su terraza y sus tres fuentes.

Tambomachay se encuentra al noroeste del Centro Histórico del Cusco. Al igual que Q’enqo es accesible a pie o en bicicleta, también en taxi o en las unidades de la empresa de transporte público Señor del Huerto. Espéralas frente al jardín del Qoricancha.

23. Contemplar la laguna de Huaypo

De aguas cristalinas, es el hábitat de una gran diversidad de aves y peces. Con una longitud aproximada de 1,5 km por 800 m, la laguna de Huaypo (3345 m s. n. m.) te espera para que contemples su belleza paisajística, la navegues en un kayac y recorras sus orillas en una cuatrimoto.

Huaypo se encuentra en el distrito de Eqqecco, provincia de Chinchero. La distancia del Cusco es de 44 km. El viajedemora alrededor de 1h 30 min en un vehículo privado.

24. Hacer compras el mercado indígena de Pisaq

Movimiento y color, diversidad de productos agrícolas y artesanales, campesinos y comerciantes que llegan de distintos pueblos y comunidades para vender, comprar o intercambiar sus mercancías en el mercado de Pisaq (2972 m s. n. m.), donde se mantiene el trueque, una práctica ancestral originada en los tiempos en los que no existía el dinero.

El domingo es el mejor día para visitar Pisaq porque hay mayor cantidad de personas y una oferta más amplia. Así que prepárate para explorar el mercado y, por qué no, hacer compras o intercambiar algún producto. Ten en cuenta, además, que encontrarás joyas, textiles y diversas artesanías.

Pero el mercado no es el único atractivo de este distrito de la provincia de Calca (1 hora por carretera desde el Cusco). También debes visitar el parque arqueológico de Pisaq

25. Pasear por el Parque Arqueológico de Pisaq

A solo 20 minutos en taxi desde el centro de Pisaq, se encuentra el parque arqueológico del mismo nombre. Este legado incaico te impresionará por sus extensas andenerías (terrazas agrícolas), sus acueductos, sus portadas, sus recintos de piedra y sus caminos.

Erigida en las faldas de una montaña, los sectores principales del Parque Arqueológico de Pisaq son el Intihuatana (“amarrar al Sol en español) que tenía fines ceremoniales. El ingreso a este reducto del pasado en el Valle Sagrado de los Incas, está incluido en el Boleto Turístico del Cusco.

26. Conocer las Salineras de Maras

Es uno de los destinos más visitados del Cusco y Sudamérica. Pero ¿qué es lo que atrae a los viajeros? La respuesta te convencerá a incluir a las salineras en tu itinerario. Y es que no querrás perderte la oportunidad de recorrer una montaña con andenes o pozas de sal.

Sí, Maras (3300 m s. n. m.) es un salar en las faldas de una montaña en la que existen más de 4000 pozas en una extensión aproximada de 20 hectáreas. El origen de esta sal rosada está en un manantial cercano al cerro Qaqawiñay o Qori Pujio.

Las aguas del manantial descienden por un riachuelo hasta las pozas, donde el sol se “encarga” de evaporarlas. Lo que ocurre después es la extracción y comercialización de la sal. Esta es un excelente aliado gastronómico y, por su calidad y pureza, puede ser consumida por personas que sufren de presión alta.

Las salineras de Maras (provincia de Urubamba), están a 51 kilómetros del Cusco. El viaje por vía terrestre demora 1h 30 min, aproximadamente.

27. Pedalear hacia el laboratorio agrícola de Moray

Súbete a una bicicleta para recorrer los caminos andinos. No necesitas ser un experto sobre las dos ruedas. El requisito principal son las ganas de ir a puro pedal hasta Moray (3385 m s. n. m.), una zona arqueológica incaica que habría sido un laboratorio de experimentación de sembríos agrícolas. 

Si contratas los servicios de un operador local, tu aventura sobre las dos ruedas se iniciará en la comunidad campesina de Cruzpata. A este punto llegarás en un vehículo privado desde el Cusco. La travesía hasta Moray en bicicleta demora 1 h, aproximadamente. La ruta es asfaltada y serás acompañado por un guía-instructor calificado.

Después de la visita guiada a la zona arqueológica (para ingresar necesitas el Boleto Turístico del Cusco), volverás a la bicicleta para enrumbar hacia las salineras de Maras y, luego, continuar hasta el río Urubamba por un camino angosto, pero totalmente seguro.

28. Relajarse en los baños termales de Lares

Si te fascina el turismo medicinal, aprovecha tu estancia en el Cusco para “escaparte” hacia las 6 piscinas de aguas termales de origen volcánico del distrito de Lares (provincia de Canas), localizadas a 110 kilómetros del Cusco. A este destino llegarás por vía terrestre en un tiempo aproximado de 3 h.

La temperatura de los baños termales de Lares oscila entre los 36 ºC y 44 ºC. Sus aguas son amarillentas por la presencia de minerales, como el calcio, magnesio, sodio, potasio, cloruros, sulfatos, bicarbonatos, hierro, manganeso, zinc, boro, cobre y sólidos disueltos.

En este complejo termal encontrarás restaurantes y hospedajes. También existe un área para acampar y encender una fogata. El ingreso cuesta 7 soles por persona.

29. Viajar tren a Machu Picchu Pueblo

Viajar en tren tiene un encanto especial, un encanto que se acrecienta si tu destino es una de las maravillas del mundo. Si quieres disfrutar de esa sensación, súbete a los vagones que tienen como estación final al distrito de Machu Picchu Pueblo (provincia de Urubamba), a última parada para conocer la fabulosa llacta inca.

En la actualidad, dos empresas operan la ruta Cusco-Machu Picchu: Perú Rail e Inca Rail. Ambos ofrecen a los turistas diferentes tipos de servicios. Si deseas que tu viaje sea un lujo sobre rieles, el Hiram Bingham (Perú Rail) y el The First Class (Inca Rail) son tu mejor opción.

30. Caminar hacia Choquequirao

Exigente, retadora, pero fascinante. Con esa frase podría resumirse el trekking de 60 kilómetros de bajadas y subidas desde Cachora (Apurímac) al parque arqueológico de Choquequirao (Cusco), la “Cuna de Oro de los Incas”, considerada el último refugio de los “hijos del Sol”.

El camino serpentea en las laderas montañosas que flanquean el cañón del río Apurímac, uno de los más profundos del Perú. Durante el trayecto se ven los nevados Padreyoc y Salkantay, dos gigantes cordilleranos que custodiarán tus pasos aventureros. Ya en la zona quedarás maravillado por la arquitectura incaica.

La mayoría de los senderistas y operadores locales recorren la ruta en 4 días / 3 noches, para que la travesía no sea tan dura. Sin embargo, si estás en excelente forma física, podrás ir y volver en 3 días / 2 noches o continuar andando hasta Machu Picchu

31. Refrescarse en las Siete Tinajas

Como si una o dos no fueran suficientes, en el sector Calzada del distrito de Echarati (provincia de La Convención), descubrirás una cascada en la que el discurrir de las aguas de los bosques primarios y de la montaña Urusayhua, “cincelaron” el granito de manera natural, formando siete estanques o tinajas.

Con una altura de 25 metros, en la base de Siete Tinajas (974 m s. n. m.) se forma un poza de 10 metros de diámetro donde tienes que darte un chapuzón. Solo así podrás decir que estuviste en este refrescante rincón de la selva cusqueña, localizado a 20 km de Quillabamba, la capital provincial.

El viaje desde el Cusco por vía terrestre demora alrededor de 5 horas (203 km de distancia). El trayecto es espectacular. La carretera pasa por el pueblo de Ollataytambo y, antes de internarse en la selva, cruza el abra Málaga, el punto más alto de la ruta (4316 m s. n. m.).

32. Hacerte un selfi en la mano gigante de Huaro

Una mano gigante en la puerta del cielo. Una mano gigante que te acogerá y protegerá, mientras observas el panorama andino y te tomas varias fotografías. Una mano que se alza en un mirador turístico, a menos de una hora del Centro Histórico del Cusco.

La mano gigante del mirador Cielo Punku (“puerta del cielo” en español) es la locación perfecta para hacer excelentes fotografías del valle Sur, de esas que al verlas te darán ganas de volver al Perú y que, al publicarlas en las redes sociales, despiertan el interés —y quizás hasta un poquito de envidia— entre tus contactos.

Decídete a visitar el distrito de Huaro (provincia de Quispicanchi). Llegar es sencillo. El paradero de los buses a Urcos se encuentra al frente del Hospital Regional. Al subir, coméntale al conductor o cobrador que bajarás en el templo Kanicunca. Desde este punto cruza la pista y camina unos 15 minutos hasta el mirador.

33. Recorrer la Ruta del Barroco Andino

Fe e inspiración en una “ruta perfecta para los amantes del arte y la historia”. Esa frase sintetiza en 10 palabras la experiencia de recorrer cuatro iglesias coloniales cusqueñas, que son expresiones sublimes del Barroco Andino, un movimiento y corriente artística que se desarrolló entre 1680 y 1780.

La Ruta del Barraco Andino se inicia en la iglesia de la Compañía de Jesús en la plaza de Armas del Cusco. Erigida sobre el Amaru Cancha, el palacio del inca Huayna Capac, el templo conserva tesoros religiosos elaborados por artistas indígenas, mestizos y españoles. Despues de admirarlos, prepárate para viajar a la “Capilla Sixtina”.

Así es llamada la iglesia San Pedro Apóstol de Andahuaylillas por su profusa decoración, la belleza de sus pinturas y los grabados que resaltan en el techo. En esta casa de Dios de la provincia de Quispicanchi, sus creadores dejaron en evidencia su “horror al vacío”, cubriendo todos los espacios con su arte.

La iglesia San Juan Bautista de Huaro y la capilla de la Virgen Purificada de Caninunca Urcos (provincia de Quispicanchi), complementan la ruta. Todos los templos están abiertos al público desde las 9:00 hasta las 17:00 h. Si quieres acercarte el arte del Barroco Andino, esta ruta cusqueña es ideal para ti.

34. Sentir la adrenalina del bungee jumping

Si te gustan las emociones fuertes y las actividades extremas, visita el Action Valley Park de Poroy. Su plataforma suspendida a más de 122 metros, la más alta de América Latina, te espera para que vivas la experiencia del bungee jumping.

Atrévete a saltar con absoluta confianza. Los equipos utilizados son de última generación y garantizan tu seguridad. Despójate de las dudas y siente el desborde de adrenalina a solo 15 min del Centro Histórico del Cusco. La experiencia en el Action Valle Park te tomará solo dos horas. Dos horas que jamás olvidarás.

35. Caminar hacia la laguna Humantay

Pasos de aventura en busca de un espejo de aguas turquesas en la cordillera del Vilcanota y en los territorios del apu Salkantay, una de las montañas veneradas por el hombre andino. Formada por los deshielos del nevado del mismo nombre, la laguna Humantay es una de las más hermosas del mundo y el tercer destino turístico del Cusco.

Es posible visitar Humantay en una sola jornada. Los tours parten de madrugada desde la “Ciudad Imperial”; pero, esa no es la única opción. Si te animas a caminar la ruta Salkantay-Machu Picchu, también tendrás la oportunidad de llegar a la laguna, localizada a 4100 m s. n. m.

Sea cual fuera tu decisión, antes de dar el primer paso tómate unos días para aclimatarte a la altura. Recuerda que tendrás que caminar alrededor de 5 horas (en el full day) para arribar y volver de tu destino. El tramo incluye pendientes y, en ocasiones, el clima juega una mala pasada a los senderistas.

Soraypampa es el punto de inicio en las travesías de un día. A este lugar —donde podrás alquilar un caballo para facilitar tu andar— arribarás después de un viaje de 5 horas por carretera desde el Cusco. El precio de ingreso para los turistas extranjeros es de 20 soles. Los peruanos pagan la mitad.

36. Hospedarse en una pirámide

Ver las luces de las estrellas desde una habitación ecológica en forma de pirámide. Esa es la propuesta de Lomada Lodge, un alojamiento que combina el concepto del camping con el glamour, en un escenario natural de tres hectáreas de bosques y lomadas en las orillas del río Vilcanota.

Lomada Lodge se encuentra a 300 metros de la estación de trenes de Ollantaytambo. Su infraestructura armoniza con el entorno paisajístico, creando una atmósfera que permite descansar y relajarse. Buenos sueños y aire puro en el valle sagrado y en la “Ciudad Inca Viviente”.

37. Conocer los hoteles colgantes

¿Te imaginas dormir en una cápsula colgada en una montaña rocosa? ¿Te imaginas ver desde esa cápsula transparente la inmensidad de un valle prodigioso? ¿Te imaginas subir por una escalinata de 400 metros para llegar a tu pequeña “habitación” en tamaño, pero que te parecerá enorme por el panorama que tendrás ante tus ojos?

Todo lo que imaginas se convierte en una apasionante e intensa realidad en el Skylodge Adventure Suites del Valle Sagrado de los Incas. Inaugurado en 2013 en la provincia de Urubamba, en sus lujoso “dormitorios” colgantes vivirás una experiencia inédita en la que te sentirás como un cóndor andino que reposa en su nido.

El Skylodge Adventure Suites no solo ofrece alojamiento. También puedes almorzar, escalar y “volar” en una tirolina. Este singular “hotel” se encuentra en el kilómetro 82 de la carretera a Ollantaytambo.

38. Disfrutar de los baños termales de Cocalmayo

Son tres piscinas de distintas dimensiones, profundidades y temperatura que se “alimentan” del agua caliente de un manante natural cercano al cauce del Vilcanota, el río sagrado de los incas.

Cocalmayo, en el distrito de Santa Teresa (provincia La Convención), es el lugar de descanso y distensión de los caminantes que enrumban por la ruta Salkantay-Machu Picchu. También de los viajeros que se dirigen por vía terrestre a la llacta inca. En las tardes y en las noches el ambiente es muy animado en este destino.

El viaje del Cusco a Santa Teresa demora alrededor de 5 h. El primer tramo se realiza por la carretera que conduce a Quillabamba (la capital de La Convención), luego se toma un desvío algo accidentado. Cocalmayo está a 5 km del centro de Santa Teresa. En el pueblo encontrarás taxis y colectivos.

39. Celebrar a la Virgen del Carmen de Paucartambo

Desde el siglo XVII hay fiesta en Paucartambo entre el 15 y 18 de julio. Y no es una celebración cualquiera. Todo lo contrario, las plazas, las calles, el templo y hasta el cementerio de este pueblo de casas blancas y balcones azules, se llenan de danzantes enmascarados que son fieles devotos de la virgen del Carmen.

Paucartambo es la “Capital del Folclore del Cusco” y esa riqueza queda en evidencia durante la celebración a la mamacha Carmen. Y es que en los días de fiesta verás las evoluciones de los saqras (diablos), a los qhapaq colla, qhapaq chunchos y qhapaq negros y a los maqtas, entre otras estampas culturales.

La celebración religiosa coincide con un espectáculo natural que se produce en Tres Cruces, el “Balcón del Oriente”, un mirador que bordea los 4000 m s. n. m. donde la salida del sol es extraordinaria.

Si tienes suerte, verás más de un sol en el horizonte. No es un milagro de la virgen sino el fenómeno conocido como “rayo blanco” que solo se produce en esta época del año.

Paucartambo (3017 m s. n. m.), capital de la provincia del mismo nombre, se encuentra a 105 km del Cusco. El viaje por una carretera asfaltada dura aproximadamente 2 h 30 min. En el trayecto verás las chullpas de Ninamarca. Hay transporte público todos los días.

40. Ascender a la montaña de 7 colores

No puedes perderte la sensación de llegar a la cumbre de Vinicunca o Winikunka (5200 m s. n. m.), la montaña de 7 colores y el atractivo cusqueño más visitado después de Machu Picchu. Anímate, no necesitas ser un andinista para conocerla, solo requieres estar aclimatado, tener un buen estado físico y ser persistente.

No es fácil caminar más de tres horas a miles de metros sobre el nivel del mar, pero ten la seguridad que tu esfuerzo será recompensado. Al llegar a tu destino te cargarás de energía al ver las franjas de colores que “pintan” la montaña. Esto se debe a la presencia de diversos minerales.

Vinicunca, en el distrito de Pitumarca, provincia de Canchis, está en los dominios del Ausangate (6383 m de altura), uno de los apus míticos (montaña protectora) del Cusco. Así que durante tu andar serás “custodiado” por la quinta cumbre más alta del Perú. Todo un privilegio.

Si buscas más colores, alarga tu aventura hacia el valle Rojo, un espacio en el que te sentirás en otro mundo. Ya lo sabes, Vinicunca te espera para que te tomes un selfi; pero, antes de partir, ten en cuenta que es posible visitarla de manera independiente, aunque te recomendamos contratar los servicios de un operador local.

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