Se equivocan quienes creen que el Perú viajero es solo Cusco y Machu Picchu. Cometen un tremendo error los que piensan que antes de los incas no hubo sociedades organizadas en esta tierra. Sucede lo mismo con aquellos que piensan y creen que solo hay montañas en esta nación de geografía diversa.
La verdad, la única verdad, es que nuestro país tiene mucho que ofrecerte, desde playas que acarician el desierto hasta bosques que son los pulmones del mundo, desde ciudades que se erigieron miles de años antes de la aparición de los incas hasta espacios urbanos con aires modernos y cosmopolitas.
Y es que el Perú lo tiene todo y hasta un poquito más. Si lo dudas, lee con atención esta guía que te llevará por los principales atractivos de Lima, Cusco, Arequipa, Puno y Trujillo. Anímate, prepárate, decídete a descubrir estas cinco ciudades.
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Lima: el corazón del país
En los territorios administrados por el curaca Taulichusco, el conquistador español Francisco Pizarro fundó la Ciudad de los Reyes el 18 de enero de 1535. Por su cercanía al océano Pacífico, la naciente urbe se convertiría en la capital del virreinato del Perú y en una de las ciudades más importantes del Nuevo Mundo.
De aires coloniales en su Centro Histórico, la Lima de hoy es el hogar de más de diez millones de personas. Su condición de ciudad capital la convierte en el centro político, económico, cultural y gastronómico del país, además de un destino turístico que te atrapará por su mixtura entre la tradición y la modernidad del mundo globalizado.
En la “tres veces coronada villa”, como también se le conoce, tienes que visitar los siguientes lugares:
Centro Histórico de Lima
Las raíces urbanas de Lima están en el llamado “Damero de Pizarro”, la zona fundacional de la ciudad. Declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, el Centro Histórico conserva imponentes construcciones coloniales y republicanas, como la Catedral, el convento de San Francisco y el Palacio de Gobierno, localizado en los márgenes de la plaza de Armas o Mayor.
Si quieres conocer el centro del poder y tener una visión más clara del Perú virreinal y republicano, tienes que visitar este sector de la metrópoli capitalina.
Miraflores y Barranco
Si tienes ganas de acercarte al mar de Lima, si buscas pasar una noche divertida, si quieres degustar la sabrosa cocina peruana y las nuevas tendencias gastronómicas, si tienes que hacer compras o alojarte en una zona tranquila, estos distritos capitalinos te encantarán.
Históricos, comerciales, bohemios y con vistas al mar de la Costa Verde, Miraflores y Barranco son excelentes opciones turísticas en la agitada metrópoli capitalina.
Hoteles, centros comerciales, entidades financieras y excelentes restaurantes, conjugan y conviven con espacios monumentales como el parque del Amor, el puente de los Suspiros y las resilientes casa coloniales y republicanos que se mantienen en pie.
Museo Larco
Imperdible si te fascina la arqueología y quieres explorar el Perú ancestral. Las salas del Museo Larco, ubicado en una casona del distrito de Pueblo Libre, exhiben una de las mayores colecciones de arte precolombino. Joyas, ceramicos, mantos y los célebres huacos eróticos de los moche, entre otras piezas de gran valor histórico, te mostrarán el desarrollo y la consolidación de las civilizaciones andinas y costeras.
Huaca Pucllana
Esta pirámide de la cultura Lima (200-700 d. C.) es una razón más para que visites Miraflores. Ubicada en la apacible calle General Borgoño, la huaca Pucllana te revelará que, desde antes de la llegada de los españoles, existían sociedades organizadas en el actual territorio capitalino. Descúbrela de día o de noche y, si te provoca darte un gustito, ocupa una de las mesas del restaurante que funciona en la zona arqueológica.
Gastronomía limeña
Lima es sinónimo de buena gastronomía por la diversidad, exquisitez y versatilidad de sus propuestas culinarias. En la capital peruana se como bien, sea en un restaurante reconocido internacionalmente o en el modesto puesto de un mercado. Así que prepárate para degustar los mejores ceviches, lomos saltados, anticuchos, entre otras delicias nacionales.
Si quieres “aventurarte” por los sabores de la fusión no te preocupes. La ciudad te ofrecerá un variado menú con propuestas osadas que te dejarán más quecomplacido. Tu mesa está servida: ¡Buen provecho!
Cusco: la capital incaica
En el Cusco sentirás que la civilización andina e incaica resistió de muchas maneras las imposiciones culturales de sus invasores. Esas raíces fusionadas con los aires urbanos de la hispanidad virreinal, le dan a la ciudad una identidad propia que conocerás y entenderás cuando camines por su Centro Histórico.
Fundada por los legendarios Manco Capac y Mama Ocllo, el Cusco se consolidó como la capital del Tawantinsuyo durante el mandato del noveno inca, Pachacutec.
Localizada a 3400 m s.n.m. (aproximadamente), sus calles estrechas y empedradas, sus construcciones incas y coloniales, sus tradiciones y fiestas populares, la convierten en un destino anhelado por los viajeros de todo el planeta.
Plaza de Armas y Catedral
En el centro del centro, la plaza de Armas o Mayor es un lugar vibrante rodeado de edificios coloniales y ornamentada con una fuente central coronada por la imagen de un inca. En su entorno monumental resalta la imponente Catedral, construcción religiosa que se asienta sobre los muros de un palacio prehispánico. En su interior apreciarás obras maestras del arte religioso virreinal.
Parque arqueológico de Sacsayhuamán
No tendrás que alejarte demasiado del Centro Histórico para explorar una de las zonas arqueológicas más importantes del Cusco incásico. Sacsayhuamán fue un centro ceremonial de carácter defensivo-militar que destaca por sus enormes bloques de piedra tallada y por su estratégica ubicación que te regalará vistas espléndidas de la ciudad.
Valle Sagrado de los Incas
En las afueras del Cusco existe un valle ubérrimo que fue el granero de la capital del Tawantinsuyo. Flanqueado por montañas y surcado por un río poderoso, en el Valle Sagrado encontrarás sitios arqueológicos y pueblos campesinos en los que compartirás las faenas diarias de los descendientes de los “hijos del Sol”.
Pisac, Ollantaytambo y Chinchero son algunas de las paradas obligadas en el Valle Sagrado. Eso sí, si eres un viajero que ama la aventura, anímate a hacer rafting en el río Urubamba, a caminar por senderos polvorientos o a manejar una divertida cuatrimoto; total, en el Cusco siempre hay mucho por hacer.
Machu Picchu
Se ha escrito tanto sobre esta maravilla de piedra construida entre los Andes y la Amazonia, que lo único que te queremos decir es: visítala todas las veces que puedas, porque Machu Picchu siempre genera sensaciones distintas. Esa es parte de la magia y el encanto de la llamada “ciudad perdida de los incas”, la obra máxima de los “hijos del Sol” que Hiram Bingham difundió a nivel mundial en 1911.
Desde entonces, millones de personas de los cinco continentes han transitado por sus escalinatas y calles, recorrido sus templos, palacios y andenerías (terrazas agrícolas), ascendido a la montaña Huayna Picchu y admirado el verdor prodigioso que rodea a este santuario histórico, de la provincia cusqueña de Urubamba.
Gastronomía cusqueña
Más allá del destino elegido, explorar la gastronomía local es una experiencia incomparable. Eso ocurre en cualquier lugar del Perú y Cusco no es la excepción.
La cocina regional se “nutre” de los mejores ingredientes andinos para honrar las mesas con platos memorables, como la sopa de quinua, el chiriuchu, el cuy al horno, los chicharrones, entre otras delicias que suelen servirse con papas —el tubérculo domesticado en los Andes hace miles años— y su infaltable ajicito.
A la hora del brindis pide una cerveza artesanal o un buen vaso de chicha de jora o frutillada. Ten en cuenta que la chicha es una bebida tradicional que se prepara a base de maíz. Es muy consumida por los cusqueños. Probarla es casi una obligación viajera.
Arequipa: la ciudad de los volcanes
Fundada el 15 de agosto de 1540 por Garci Manuel de Carbajal, Arequipa (2333 m s.n.m.) es conocida como la “Ciudad Blanca” por la tonalidad del sillar. Esta piedra volcánica es utilizada en las casonas, iglesias y conventos coloniales de su Centro Histórico, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.
Monumental, singular y pintoresca, la ciudad es “custodiada” por tres volcanes: Misti —la montaña tutelar—, Chachani y Pichu Pichu. Este majestuoso trío de montañas imponen su belleza en el horizonte, creando un panorama que difícilmente olvidarás.
Monasterio de Santa Catalina
Esta ciudad de la fe fue inaugurada en el siglo XVI para recibir en sus claustros y celdas a mujeres que, por decisión propia o imposición familiar, se apartaron de las tentaciones cotidiana para entregar su vida a la oración y al culto de Dios, como monjas de clausura.
Santa Catalina es una muestra excelsa de la arquitectura virreinal en el Centro Histórico de Arequipa. De eso te darás cuenta al recorrer sus calles serenas y sus silenciosos ambientes que albergaron la vocación religiosa o el sufrimiento de centenares de mujeres.
Plaza de Armas y Catedral
Es el principal espacio urbano desde la fundación española de Arequipa. Tómate tu tiempo para recorrerla y observar los portales, las iglesias y edificios coloniales que complementan este conjunto arquitectónico. Siéntate en una de sus bancas y observa el juego de agua de su fuente, coronada por un personaje icónico conocido como el Tuturutu.
Aprovecha tu visita para ingresar a la Basílica Catedral, que conserva en sus claustros valiosas obras del arte religioso. También tienes que prestarle mucha atención al frontis de la Compañía de Jesús, un espléndido ejemplo del barroco andino.
Mirador de Yanahuara
Si quieres darle un vistazo panorámico a la ciudad y a sus volcanes, este mirador del tradicional y cercano distrito de Yanahuara. En este espacio de contemplación, destacan varios arcos de sillar con frases y versos que evidencian el orgullo de ser arequipeño.
Tu visita solo estará completa si agasajas a tu paladar en una de las picanterías de Yanahuara, auténticos bastiones de la gastronomía local, una de las mejores del país.
Cañón del Colca
A tres horas de Arequipa se encuentra uno de los cañones más profundos del planeta. Esculpido por la fuerza de las aguas del río Colca, en este destino excepcional de la provincia de Caylloma encontrarás volcanes, aguas termales, zonas arqueológicas, pueblos campesinos e iglesias coloniales de vistosa arquitectura.
Pero la atracción principal es el vuelo del cóndor, la majestuosa ave carroñera que habita en las alturas colqueñas. Cuando lo veas planear entre las paredes del cañón, entenderás la veneración y el respeto que los antiguos sentían hacia uno de los animales representativos de la fauna andina.
Gastronomía arequipeña
La gastronomía arequipeña es famosa por su diversidad de sabores y su uso creativo de ingredientes locales. Algunos platos emblemáticos incluyen el rocoto relleno, el adobo arequipeño, el chupe de camarones y el solterito. Además, Arequipa es conocida por su famoso postre, el queso helado.
Puno: en las orillas del Titicaca
La ciudad del lago y de la virgen de la Candelaria. La ciudad del altiplano a 3827 m s.n.m. La ciudad que es la “Capital Folclórica del Perú” por sus conjuntos de diablos y sikuris, de morenos y caporales, entre otras danzas quechuas, aimaras y mestizas que se bailan en la ciudad y el campo.
Localizada al sureste del país, Puno te está esperando para que surques las aguas míticas del Titicaca —el lago navegable más altos del mundo— para que conozcas las islas de los Uros, Taquile y Amantaní, para que bailes en febrero en honor de la mamita Candelaria, la patrona de la ciudad.
Festividad de la virgen de la Candelaria
Es una celebración religiosa, pero parece un carnaval. En febrero, miles de fervorosos danzantes de toda la región, toman las calles para honrar a la virgen de la Candelaria, la mamacha o mamita que, según la leyenda, evitó que Puno cayera en manos de un grupo de rebeldes indígenas durante la época virreinal.
Declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, la fiesta de la Candelaria fusiona las costumbres religiosas católicas con los rituales andinos. El resultado es una celebración que te deslumbrará por la fe y el entusiasmo de los devotos que se visten de arcángeles y diablos para agradecer los milagros de la mamita puneña.
Lago Titicaca
Es el mayor atractivo de Puno y del altiplano peruano. Compartido con Bolivia, el Titicaca es mucho más que un lago. El origen del imperio incaico está relacionado con este gigante lacustre de 8300 km² (aproximadamente). Cuenta la leyenda que de sus aguas emergieron Manco Capac y Mama Ocllo, los “hijos del Sol” que fundaron el Cusco.
Cuando estés en Puno, camina por el malecón Ecoturístico que bordea la bahía y por el puerto lacustre, donde zarpan las embarcaciones que navegan hacia las islas de los Uros, Taquile y Amantaní. No dejes pasar la oportunidad de navegar por el Titicaca. Será una experiencia que recordarás por siempre.
Isla flotantes de los Uros
Si tu agenda viajera es ajustada, pero quieres navegar en el Titicaca y conocer a los descendientes de una antigua cultura altiplánica, embárcate hacia las islas flotantes de los Uros. Eso sí, ten en cuenta que al desembarcar no pisarás tierra firme, sino totora, una planta acuática oriunda de América del Sur. Y es que estas islas no son de verdad, son artificiales y se tejen con esta planta herbácea. No es lo único. También también se hacen balsas y diversas artesanías. Es una costumbre heredada de los antiguos que los uros mantienen hasta hoy y muestran con orgullo a quienes los visitan.
Islas de Taquile y Amantaní
La experiencia en estas islas transciende a la contemplación de la naturaleza y el paisaje lacustre. En Taquile y Amantaní compartirás el día a día con los pobladores locales. Turismo vivencial a miles de metros de altura, para que conozcas las costumbres comunitarias y los quehaceres cotidianos de tus anfitriones, hombres y mujeres que trabajan la tierra y son expertos tejedores.
Trujillo: ciudad primaveral
Primavera y marinera, el baile nacional del Perú, son dos palabras que identifican a Trujillo, la capital de la región La Libertad en la costa norte del Perú. Fundada el 5 de marzo de 1535, la ciudad se distingue por su semblante virreinal, su legado arqueológico prehispánico y sus primorosas playas.
Conocida como la “Ciudad de la Eterna Primavera” por su clima cálido, Trujillo ama la marinera, se emociona con el trotar elegante de los caballos peruanos de paso y festeja la llegada de la estación de las flores, con un colorido festival internacional.
Ciudad de Chan Chan
En las afueras del Centro Histórico de Trujillo se encuentra Chan Chan, la ciudad de barro más grande de América Latina, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Fue construida por los chimú, una cultura y reino prehispánico que se desarrolló en el valle de Moche entre los siglos XII y XV d. C.
La ciudad del Sol Radiante (ese significa su nombre en español) fue la capital política y religiosa de los chimú. En su época de esplendor las diez “ciudadelas” o “palacios” independientes —pero comunicadas entre sí—, de esta zona arqueológica, albergaron hasta 100 000 personas.
Huacas del Sol y de la Luna
Los moches o mochicas, una civilización prehispánica que se desarrolló entre los siglos II y VII d. C., legaron a la humanidad los templos del Sol y la Luna. Estos sitios arqueológicos en la campiña de Moche (en las afueras de Trujillo) fueron construidas con adobes. En su interior resaltan los murales, pinturas y los altos relieve de sus divinidades.
Entre las representaciones sobresale la fiera imagen de Ai Apaec, el dios creador y protector del mundo mochica. Este ser mitológico que decapitaba y degollaba a sus enemigos, tenía grandes colmillos y llevaba un cinturón y orejeras de serpiente. Se cree que en estas huacas se realizaban sacrificios humanos.
Huanchaco
A solo 14 kilómetros de la zona monumental de Trujillo, encontrarás una playa de aguas y olas irresistibles. Nadar y surfear son actividades que te esperan en Huanchaco. Pero no son las únicas. Hacerse a la mar en un caballito de totora y degustar la gastronomía marina, complementarán tu jornada aventurera en este pedacito de la costa del Pacífico.
Gastronomía trujillana
Ignorar la cocina norteña sería una grave omisión viajera. La gastronomía trujillana es como la primavera, porque cada uno de sus potajes te alegrarán y llenarán de entusiasmo por su exquisito sabor. Entre los emblemas culinarios destacan el shambar (una sopa contundente que se sirve los lunes), la sopa teóloga, el seco de cabrito con frijoles, el frito trujillano y, claro, como no, también un buen ceviche. La carta es variada. Tú eliges.
Recomendaciones viajeras
- En tu visita a las zonas arqueológicas y áreas naturales, cumple rigurosamente las normas y reglas establecidas para proteger el patrimonio cultural y ecológico.
- No dejes basura ni extraigas plantas ni animales. Se respetuoso con el medioambiente.
- Compra productos locales, come en restaurantes familiares y participa en actividades culturales que promuevan el intercambio de experiencias y el desarrollo sostenible.
- Opta por operadores turísticos locales que sigan prácticas sostenibles y respeten el medioambiente y la idiosincrasia de la comunidades.
- Busca alojamientos eco-friendly y utiliza el transporte público siempre que sea posible. Esto contribuirá a reducir tu huella de carbono.