Cusco: los 5 mejores miradores de la ciudad

En el Cusco las cimas de las colinas y montañas se convierten en fabulosos miradores naturales. Desde lo alto, tus visiones y perspectivas te develarán la sinuosa y abrupta geografía en la que los “hijos del Sol” cimentaron sus pueblos, sus ciudades y su grandioso imperio. El más grande de la América del Sur.

Imágenes impactantes, reveladoras y hermosas te esperan en las atalayas que encontrarás en tu travesía en el Cusco ancestral, la ciudad que quieres visitar, que vas a conocer desde abajo —caminando por sus calles— y desde arriba en los 5 miradores urbanos que vamos a recomendarte.

El Cusco a ojo de pájaro. El Cusco en toda su grandeza y magnitud. El Cusco con sus barrios, sus plazas, sus calles, sus casas con tejas coloradas y sus montañas que raspan el cielo. Ese es el Cusco que te sorprenderá en los miradores de San Cristóbal, Santa Ana, Cristo Blanco, San Blas y el del Inca Pachacutec.

Todos cercanos, todos accesibles. Visítalos para que puedas proclamar con absoluta razón y verdad: que conociste el Cusco, el “ombligo del mundo”, de día y de noche, y, también, por arriba y por abajo. ¡Hazlo! Lo vas a disfrutar y jamás lo olvidarás. Eso es lo más importante.

Mirador de San Cristóbal

Tus ojos se convertirán en la “cámara” de un dron en el mejor mirador del Cusco. Eso es lo que afirman muchos visitantes; eso es lo que seguramente pensarás al estar ahí, oteando casi todos los barrios, con excepción de San Sebastián y San Jerónimo.

El mirador está al lado de la iglesia que lleva el nombre de San Cristóbal, el patrono de los viajeros. Este templo colonial fue erigido por el Inca Paullo, hijo de Huayna Capac, el antepenúltimo gobernante inca. Si quieres conocer su interior y subir a su campanario, tendrás que pagar 5 soles.

Si te preguntas cómo llegar a este lugar. La respuesta es simple: lo harás después de una caminata de 20 minutos. Si estás en la plaza de Armas, enrumba por la calle Suecia hasta el colegio Salesiano. En este punto sigue la pista asfaltada que va hacia el parque arqueológico de Saqsaywaman.

Si tienes alguna duda, pregúntale con confianza a los cusqueños. Ellos te darán la orientación que necesites. Ya en el mirador, recuerda que el ingreso es libre.

Mirador de Santa Ana

Un auténtico deleite para tus ojos desde el mirador más alto del Cusco. Por su ubicación estratégica y excelente perspectiva, desde esta atalaya observarás toda la ciudad.

El mirador se encuentra al costado de la iglesia colonial de Santa Ana —la madre de María y la abuela de Jesús—, en el barrio del mismo nombre, uno de los más antiguos y tradicionales de la “Capital Histórica del Perú”.

Por su cercanía al Centro Histórico no te será difícil acceder a esta atalaya. Desde la plaza de Armas camina por la calle Plateros y gira a la izquierda en Siete Cuartones. Por esta vía camina directo hasta Méloc y voltea a la derecha en Santa Ana. Continúa por esta calle hasta llegar a tu destino.

La distancia entre la plaza y el mirador es de 1,1 km. La caminata te tomará alrededor de 30 minutos. Al igual que en San Cristóbal, el ingreso es libre.

Mirador de Cristo Blanco

En una colina con una visión privilegiada, se colocó en 1945 una imagen de Cristo con los brazos abiertos en señal de protección. La escultura, obra del artista cusqueño Francisco Olazo, tiene una altura de 10 metros y fue una donación de la comunidad árabe-palestina. Ellos se asentaron en la ciudad a la mitad del siglo XX.

Si quieres visitar esta imponente escultura y de paso observar la ciudad en todo su esplendor, toma la calle Hatun Rumiyoc del Centro Histórico. Aprovecha el trayecto para observar la Piedra de los 12 Ángulos. Luego de esta parada turística, continúa hasta la calle Atoqsayquchi del barrio de San Blas.

La ruta es la misma que se sigue para ir a Saqsaywaman, entonces, al llegar a la vía principal que se dirige al parque arqueológico, tendrás que voltear a la izquierda. Por su gran tamaño, la imagen se ve desde distintos puntos por lo que no te será difícil ubicarla.

Desde el mirador contemplarás, principalmente, los barrios de San Blas y San Cristóbal, además del Centro Histórico. Antes de emprender la caminata, ten en cuenta que el recorrido es empinado y que demorarás alrededor de una hora (distancia aproximada: 1,5 km).

Si tu condición física no es de las mejores, dirígete al Cristo Blanco en taxi o en bus. Ya en el mirador el ingreso es libre.

Mirador de San Blas

Buenas vistas y mucha inspiración en el mirador del barrio que, desde tiempos prehispánicos, es habitado por familias que conservan y transmiten la tradición artesanal del Cusco. En esta rincón de la creatividad, se mantienen en pie construcciones coloniales con claras influencias andinas en su arquitectura.

El mirador de San Blas es el más moderno, turístico y animado de la ciudad. En este barrio del arte y la bohemia hay muchos bares, pubs, restaurantes, hoteles y galerías, entre otros negocios orientados a los viajeros que recorren sus calles empinadas en busca de recuerdos y souvenirs típicamente andinos.

La calles Hatun Rumiyoc y Cuesta de San Blas son las que tendrás que seguir desde el Centro Histórico. Estas te llevarán a la plaza del barrio, donde tienes que echarle un vistazo a su iglesia colonial. Luego, continúa tu recorrido por la calle Tandapata (izquierda) hasta llegar a Pasñapaskna (una vía escalonada y peatonal). Esta te conducirá a la atalaya que estás buscando.

Ya en el mirador verás los barrios de San Blas, Santa Ana, San Cristóbal, San Pedro y todo el Centro histórico. La caminata te tomará unos 25 minutos (800 m de distancia, aproximadamente). El ingreso es gratuito y no existe un horario de visita, al igual que en los lugares citados anteriormente.

Mirador del Inca Pachacutec

El mirador se encuentra en la base del espectacular monumento a Pachacutec, el “hijo del Sol” que cimentaría la grandeza del Tawantinsuyo. La imagen de bronce —que embellece la ciudad desde 1991—, tiene 11,50 m de altura y es obra del escultor cusqueño Fausto Espinosa.

La estatua está colocada en lo alto de una torre de piedra de 25 metros. Esta presenta nueve niveles en los que se exhiben obras de arte relacionadas a la historia del “ombligo del mundo”. Pero no es lo único que verás desde este mirador que se encuentra en una zona urbana que no está en el Centro Histórico.

Las avenidas El Sol y 28 de Julio son las vías principales que observarás con ojos de pájaro durante tu visita a uno de los íconos modernos de la capital incaica. A diferencia de los otros miradores el ingreso no es libre. El monumento es uno de los atractivos incluidos en el Boleto Turístico del Cusco. Si no lo tienes, compra un ticket en el acceso a la torre.

Si quieres caminar hasta el mirador, enrumba tus pasos por la avenida El Sol, una de las arterías principales del Cusco que desemboca a escasos metros de la plaza de Armas. Al final de esta avenida (2,1 km) se encuentra el óvalo Pachacutec, donde se yergue la torre de piedra y la inmensa escultura.

La ruta no presenta pendientes. Igual, recórrela con tranquilidad para que no te agites. Así, con calma, llegarás a tu destino en uno 30 min. Antes de dar el primer paso, ten en cuenta que el mirador está abierto de lunes a domingo desde las 9:00 hasta las 19:00 h.

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