En el Valle Sagrado de los Incas, en la provincia de Urubamba, en las orillas del río Patacancha, a 60 kilómetros al noroeste del Cusco y a 2792 m s.n.m. se encuentra tu próximo destino: Ollantaytambo, el pueblo de piedra, el parque arqueológico, el punto de partida y llegada de los que van y vienen de la llacta de Machu Picchu.
“Ciudad Inca Viviente”, así la llaman, así la conocen y así la sentirás cuando recorras sus calles empedradas, cuando veas sus casas erigidas en tiempos prehispánicos, cuando explores la fortaleza, los templos, los andenes y demás recintos monumentales que revelan la fascinante visión urbanística de los “hijos del Sol”.
Todas esas visiones se enmarcan en un panorama geográfico formidable. Con montañas y cumbres de nieve que hermosean el horizonte y con nubes esponjosas en el cielo diáfano. Son esos detalles, sumados a las tradiciones, el folclore y la cultura viva, los que convierten a Ollantaytambo en un lugar extraordinario.
No lo dudes. Decídete. Enrumba hacia la “Ciudad Inca Viviente” y tómate tu tiempo para conocerla en tu viaje al Perú. No la recorras con prisa. No la visites solo por cumplir con un itinerario. Camínala, interprétala y disfrútala. ¡Verás que vale la pena!
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Fortaleza con historia
Siglo XV. El dominio inca se consolida en los Andes. Pachacútec gobierna y expande sus dominios. En ese proceso, las huestes cusqueñas toman un territorio que fuera ocupado por los wari o huari, considerados como la primera estructura imperial del Perú antiguo.
En ese lugar, que hoy se conoce como Ollantaytambo, Pachacútec erigiría una fortaleza para impedir el avance de algún posible invasor y controlar el ingreso y salida al Valle Sagrado de los Incas. También la convertiría en una parada en la red del Qhapaq Ñan, el gran camino pedestre que conectaba el Tawatinsuyo.
Ollantaytambo es una zona de transición entre los Andes y la Amazonía y un punto estratégico desde siempre. Lo entendió Pachacútec y por eso habilitó un tambo (lugar de descanso y avituallamiento de los viajeros). Y, ahora, lo saben los turistas que llegan al pueblo para abordar el tren a Machu Picchu.
Otros se dirigen hasta Piscacucho, en el kilómetro 82 de la vía férrea, para dar el primer paso en el espectacular Camino Inca que termina en una de las maravillas del mundo moderno. Pero no te adelantes. Esa es otro historia, otro relato. Hoy estás en el pueblo y el parque arqueológico de Ollantaytambo.
La visión de un cronista
Una fortaleza y lugar de descanso de la nobleza, escribiría el cronista Pedro Sarmiento de Gamboa. Autor del libro Historia de los incas, este navegante, científico y cosmógrafo llegó al Perú en 1557, convirtiéndose rápidamente en una figura destacada de la sociedad colonial.
La grandeza de los bloques de piedra no fue lo único que lo impresionó. Sarmiento de Gamboa se interesó por las andenerías y los recintos erigidos en Ollantaytambo para el culto de los dioses antiguos. En su opinión, estos evidenciaban la vocación agrícola de sus constructores y la importancia de la religión en el estado incaico.
Pero no todo era agricultura y ritualidad. La expansión territorial a través de la diplomacia o el sometimiento bélico, fue otra de las características de los “hijos del Sol”. Esto les permitiría cimentar su imperio y propagar su cultura y cosmovisión en buena parte del actual territorio sudamericano.
A diferencia de otras civilizaciones, los incas no destruían la infraestructura de los pueblos que conquistaban o anexaban. Su estrategia era la de intervenir para mejorar lo existente. Eso es lo que habría ocurrido en Ollantaytambo, cuyas estructuras iniciales serían de origen wari.
Los pesados bloques de piedra tallada, fueron intervenidos por los arquitectos cusqueños. Su conocimientos urbanísticos e hidráulicos le dieron al parque arqueológico la magnificencia que te deslumbrará en el templo y la casa del Sol, en la portada monumental, en los baños de la Ñusta y en el templo de las Diez Hornacinas.
Un nombre con historia
¿Qué significa Ollantaytambo? Es solo una palabra o es la fusión de dos términos. Si esa pregunta revolotea por tu mente, no te preocupes. A continuación, te daremos una respuesta.
La etimología de Ollantaytambo proviene del aimara ollantay y del quechua tampu (tambo), pero, antes de explicar su significado, es pertinente mencionar que, según la Constitución Política del Perú, ambas lenguas autóctonas son idiomas oficiales en las zonas donde predominan o son habladas por un porcentaje importante de ciudadanos.
Ahora sí, volvamos a la explicación:
- Ollantay: sería una derivación del aimara «ulla-nta-wi» que significa «lugar de observación desde abajo».
- Tambo: significa un lugar de descanso. Durante el incario los tampus eran puntos estratégicos ubicados en las rutas de transporte y comercio, en el que los viajeros podían descansar, reponer suministros y pernoctar.
Otra versión refiere que el nombre está relacionado con el general Ollanta, el protagonista de un drama andino publicado en quechua cusqueño en tiempos de la colonia. Diversos investigadores y estudiosos creen que la historia de este guerrero que se enamoró de la hija de Pachacutec, sería en realidad una obra prehispánica.
Hasta hoy la duda sobre su origen continúa. Sucede lo mismo con el real significado de Ollantaytambo. ¿Será el “lugar de descanso de Ollanta” o “el tambo que se observa desde abajo”?
Ollantaytambo en la colonia
Un viaje en la historia. La llegada de los españoles al antiguo Perú coincidió con la victoria de Atahualpa en la guerra fratricida contra Huáscar. Ese enfrentamiento se produjo tras la muerte de su padre, el sapa inca Huayna Capac.
Tras la derrota de Huáscar y la captura de Atahualpa en Cajamarca por las huestes de Francisco Pizarro , otro de los hijos del gobernante fallecido, recibía con agrado y hasta con cierta simpatía a los ibéricos.
La razón: Manco Inca apoyaba a Huáscar y, como los enemigos de mis enemigos son mis amgios, el joven cusqueño aceptó con agrado el título de sapa inca que le concedieron los invasores del Tawantinsuyo.
Poco a poco se daría cuenta de que era una figura decorativa y que sus barbados “amigos” cometían excesos y abusos contra su pueblo. Eso era intolerable. Él era un “hijo del Sol” y no podía permitir semejantes atrocidades. Tenía que hacer algo… ¡Y lo hizo! Se rebeló contra los conquistadores en mayo de 1536.
El inca y sus huestes se asentaron en Ollantaytambo. En enero de 1537, una expedición lideraba por Hernando Pizarro, hermano de Francisco, saldría de la “Ciudad Imperial” con la misión de acabar con la revuelta. El contingente estaba formado por 100 españoles y unos 30 000 indígenas aliados.
El enfrentamiento era inevitable. La batalla de Ollantaytambo fue cruenta. Los españoles serían derrotados por el ejército rebelde integrado por 20 000 soldados. Un triunfo importante, pero no definitivo. Tiempo después, Manco Inca se refugiaría en Vilcabamba, donde fue asesinado en 1541.
¿Cómo llegar a Ollantaytambo?
Desde el Cusco hay cuatro modalidades para llegar a Ollantaytambo, distrito localizado a 60 kilómetros al noreste de la capital incaica.
Si quieres evitar aglomeraciones en el parque arqueológico, inicia tu recorrido muy temprano. Ten en cuenta que el horario de visita es de lunes a domingo de 7:00 a. m. a 5:30 p. m.
Antes de abordar el bus o el colectivo hacia la “Ciudad Inca Viviente”, verifica si estás llevando tu Boleto Turístico del Cusco (BTC). Ollantaytambo está incluido en el Boleto Integral (S/ 130 extranjeros, S/ 70 peruanos) y en el Boleto Parcial III (S/ 70 extranjeros, S/ 40 peruanos). Si ya lo tienes no lo dejes en el hotel. En caso contrario, podrás comprarlo en la zona arqueológica.
Ahora sí, prepárate para enrumbar hacia Ollantaytambo.
- En bus: en el Cusco dirígete a las calles Pavitos o Puputi, lugares donde parten las unidades hacia Ollantaytambo. El viaje dura alrededor de 1 h y 30 min. El costo aproximado del pasaje es de S/ 15 por persona.
- En colectivo: los vehículos que brindan este servicio salen de diferentes puntos de la ciudad y son una opción económica para llegar a Ollantaytambo. El tiempo de viaje y el precio varían según el punto de partida y las condiciones del servicio.
- En taxi: en el Cusco podrás contratar un vehículo que te lleve a Ollantaytambo. Si bien pagarás mucho más que en el transporte público, tendrás mayores comodidades y libertad de movimiento. Si optas por esta modalidad, fija el precio antes de subir y aclara si el servicio será de ida y vuelta. Para mayor seguridad, consulta en tu alojamiento si conocen a un conductor de confianza.
- En tour: los operador local es te ofrecerán una serie de alternativas para visitar Ollantaytambo. Ser parte de un tour organizado te permitirá vivir una experiencia relajada y segura; además, estarás apoyando a los empresarios cusqueños.
Recomendaciones viajeras
- Planifica tu visita e infórmate sobre las opciones de transporte, el horario de atención y cualquier otro detalle de interés.
- Ollantaytambo se encuentra en una región montañosa, por lo que el clima puede ser variable. Lleva ropa cómoda y abrigadora.
- Protégete de la radiación solar. Ten siempre un bloqueador a la mano. Usa gafas de sol, protector solar y sombrero. También son recomendables las prendas con protección UV.
- Agua es vida. Siempre ten una botella a la mano. Recuerda que estar bien hidratado es clave en las excursiones de altura.
- Se escrupuloso con el cuidado del patrimonio arqueológico. Respeta las normas dictadas por las autoridades para su protección.
- Aprovecha tu excursión para degustar los platos típicos de Ollantaytambo, como el cuy al horno, el chicharrón de cerdo o la sopa de quinua.
- Usa calzado cómodo y adecuado para caminar.