La cultura, la tradición y la herencia de los pueblos se revela, también, a través de sus vestimentas características. No solo eso. Los materiales, los colores, los estilos y técnicas de confección expresan diversidad de detalles sobre la procedencia, la actividad que realizan y hasta el estado civil de quienes los usan.
En el Cusco, una ciudad y región privilegiada por la historia, las vestimentas no solo cumplen un rol utilitario. Son motivo de orgullo y de identidad. Son parte del legado de los ancestros andinos que hilaban la fibra de los camélidos sudamericanos (llamas, alpacas y vicuñas) y las teñían de manera natural.
Muchas de esas técnicas se mantienen. Muchas de esas técnicas se enriquecieron con la llegada de los españoles. Muchos de los insumos (como la lana de oveja) y elementos decorativos de los trajes típicos, tienen raíces europeas. Y es que el buen vestir cusqueño no está exento del mestizaje y sincretismo.
En tus travesías por la ciudad, los pueblos y comunidades de altura, llamarán tu atención los distintos tipos de indumentarias de los hombres y mujeres. Sean de uso cotidiano o para los días de celebración, en el Cusco existen más de 200 vestimentas tradicionales. ¿Cuántas verás en tus próximas vacaciones?
A continuación, conocerás algunas de ellas:
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En la ciudad del Cusco
La capital regional no solo te encantará por sus reminiscencias incaicas y coloniales. Si la visitas durante el Carnaval (febrero) verás que los hombres y mujeres lucen una vestimenta especial, propia de la celebración. No se trata de un colorido disfraz sino de una combinación sobria y elegante.
En el Carnaval, las mujeres festejan con un sombrero blanco de copa hecho con paja y cartón, el cual lleva una cinta generalmente verde o rosada. La blusa es blanca con encajes y se combina una manta o mantilla de castilla que va de los hombros a la cintura. Esta suela ser morada o rosa.
El traje se complementa con una falda de castilla fucsia, con bordados en cinta. Unos botines negros le dan un toque de distinción al atuendo carnavalero.
A diferencia de las damas, los caballeros usan un sombrero negro de lana o alpaca, rodeado por una cinta negra. Una camisa blanca, un chaleco negro y una corbata son parte de su indumentaria.
Un detalle singular es el cinturón de lana de alpaca u oveja que usan los carnavaleros, cuya función original era la de guardar el dinero. La estampa de los varones se realza con un pantalón negro y zapatos de cuero.
En Acopia
En este distrito de la provincia de Acomayo, donde resalta la belleza de la laguna de Acopia, la vestimenta de las mujeres y los hombres tienen la siguientes características.
Las damas se protegen de los rayos del Inti (Sol) con una montera ovalada de pana azul. Sobre sus hombros se colocan una lliclla (manta tejida) de bayetilla beige con bordados de diferentes colores en sus extremos.
La lliclla reposa sobre una chaqueta de castilla púrpura con bordados en los puños y en los codos; mientras que la pollera de bayeta negra resalta por su gran cantidad de aplicaciones con flores bordadas que le dan una gran vistosidad.
Las mujeres calzan ojotas (sandalias confeccionados con el caucho de las llantas) y, bajo su pollera, utilizan una enagua negra.
Los hombres no se quedan atrás. Ellos cubren sus cabezas con un chullo multicolor con figuras geométricas. Para contrarrestar el frío, un poncho tradicional con franjas blancas y otras con diseños multicolores. Esta prenda cubre una camisa blanca.
Un pantalón de bayeta negra y las ojotas todo terreno son parte del atuendo tradicional de los varones de Acopia.
En Calca
En este distrito de la provincia de Urubamba, en pleno Valle Sagrado de los Incas, la vestimenta tradicional de las mujeres consta de una montera redonda forrada de pana negra y naranja, adornada con mentoneras y pines blancos; y una lliclla de fondo rosado y negro, con bordes fucsias y azules.
El atuendo incluye una chamarra de bayeta roja ornamentada con bordados blancos y una pollera de bayeta negra con bordados geométricos y coloridos. Las ojotas y una enagua negra son parte de su elegancia.
La varones lucen un chullo decorado con botones y cintas que cumplen la función de mentonera; un poncho de alpaca con iconografía andina cubre un chaleco de bayeta roja decorada con botones blancos. Los pantalones cortos también son de bayeta negra. Ellos calzan ojotas.
Son detalles particulares la chuspa, bolsa artesanal en la que llevan hojas de coca, y la huaraca o waraka andina, una honda que les ayuda a pastorear el ganado.
En Izcuchaca
En la capital de Anta, la provincia en la que se encuentra el nevado y laguna Humantay, un sombrero de paño negro con una cinta amarilla cubre las cabezas de las mujeres.
La prestancia femenina se prolonga a la blusa negra de seda labrada, a la queperina de base negra, verde o roja, y a la falda oscura con un borde de pana negra, debajo de la cual utilizan una enagua blanca. Los zapatos de charol, sin taco ni plataformas, les dan un toque de sencilla distinción.
Los varones usan un chullo muy colorido, una chamarra y chaleco de bayeta, una camisa blanca que contrasta con el pantalón negro de bayeta. Una chuspa para las hojas de coca completa la vestimenta típica.
En Yanaoca
En la capital de Canas, provincia en la que se encuentra el puente colgante Q’eswachaka, la vestimenta tradicional de las mujeres está compuesta por una montera, una chaqueta de bayeta negra y una pollera con bordados lineales de distintos colores.
La montera, de la que cuelgan pellones con los colores del arcoíris, está revestida con lana y cintas plateadas. En el caso de la chaqueta, las mangas están decoradas con botones blancos. A todas estas prendas hay que sumarle una lliclla.
Al igual que las damas, los varones tienen una montera ovalada, pero con citas doradas. En la espalda se colocan un pañolón blanco. Eso no es todo. Un chaleco de bayeta verde con bordados y bolsillos pequeños y el poncho amarrado en la cintura, son detalles característicos de los hombres de Yanaoca.
En el Carnaval, los hombres llevan en su pantalón de bayeta un banderín de color blanco.
En Tinta
En este distrito de la provincia de Canchis, célebre por ser el escenario inicial del histórico levantamiento de Tupac Amaru II (4 de noviembre de 1780), la prendas típicas son similares a las de otras ciudades y pueblos del Cusco, pero con variaciones en sus detalles y decoración.
En el caso de las mujeres, la montera de castilla es rectangular, la lliclla es de bayetilla rosa y la pollera negra se confecciona con bayeta. La decoración se hace con cintas bordadas.
Mención especial para la chaqueta de castilla verde, cuyas mangas y pecho lucen vistosos bordados de flores y hojas. En lo que respecta al calzado, ellas, al igual que los hombres, recorren los caminos de sus pueblos con las clásicas ojotas.
Es lo único en lo que coinciden, porque los hombres usan chullos multicolores, y una chaqueta de bayeta azul bordada con kantus o cantutas, la flor nacional del Perú.
Hay más detalles. Un chaleco bordado, un poncho blanco con iconografías tradicionales y un chumpi (cinta o faja) que cubre y sujeta el pantalón corto de bayeta negra.
En Santo Tomás
En la capital de la provincia de Chumbivilcas, conocida por sus carnavales y el takanakuy (un enfrentamiento ritual en el que dos personas liman sus asperezas a puño limpio), las mujeres usan un sombrero de lana de oveja con pana roja en el contorno.
La lliclla —confeccionada con el mismo material— tiene cintas fucsias y blancas. Las blusas de bayeta son grises y tienen bordados con iconografías locales. Las polleras negras están decoradas con herrajes y caballos. Aquí no se usan ojotas sino botines de cuero.
Los varones muestran orgullosos sus sombreros de ala ancha confeccionados con lana de oveja. Estos cuentan con un dije de herradura o de un caballo. Un poncho rojo de oveja los protege del frío y un lazo para el arreo del ganado cruza sus pechos.
También visten una camisa a cuadros y un chaleco de bayeta gris. En la cintura se colocan un cincho, una prenda muy popular para guardar dinero. Un pantalón de bayeta —protegido por una qarawatana, un accesorio de cuero que usan los jinetes—, y unas botas con espuelas complementan su vestimenta.
En Espinar
El cañón de Suyckutambo, conocido también como Tres Cañones, es el emblema turístico de esta provincia, donde la “moda ancestral” de las mujeres “impone” el uso de una montera bordada con bayetilla negra, decorada con cinta labrada y asegurada con un pañolón. De esta cuelgan trencillas de distintos colores.
La indumentaria incluye una chamarra de bayeta negra con tocuyo, decorada con iconografía característica de la provincia. Como en otros lugares del Cusco, aquí es infaltable la lliclla —decorada con flores y animales— y una pollera con bayeta y franela bordada con hilos multicolores. Botines negros reemplazan a las ojotas.
Los varones visten el chuku —un símbolo de valentía de origen incaico— y siempre llevan un pinkuyo, un instrumento musical de viento. Una montera con frondosos pellones de oveja en sus bordes, un pantalón de bayeta negra y unas botas de cuero, son indispensables para los hombres de Espinar.
En La Convención
La vestimenta es totalmente distinta en esta provincia selvática del Cusco. El clima, mucho más caluroso, determina que los hombres y mujeres del bosque lleven prendas más ligeras. Aquí no hay monteras, chullos ni ponchos. Tampoco pantalones de bayeta. Esto demuestra la diversidad cultural de la región.
En las comunidades nativas de la selva cusqueña, los hombres y mujeres suelen llevar cushmas (túnicas largas hechas de algodón). Estas son frescas y permiten movilizarse con tranquilidad.
La vestimenta cambia en los días de fiesta. En las danzas costumbristas, las mujeres usan una vincha con plumas de guacamayo, un brasier que imita la piel del tigrillo (o muestra iconografía amazónica) y una falda corta del mismo material. En las manos llevan una canastilla.
Los varones bailan con un sombrero de plumas de guacamayo y una especie de pantalón corto del mismo material que sus parejas. Su torso está desnudo y suelen utilizar collares de huayruros y otros insumos del bosque.
En Paruro
La vestimenta en esta provincia, que sería la tierra de origen de los hermanos Ayar, personajes de una de las leyendas sobre el origen de los incas, no difiere en demasía en cuanto a los tipos de prendas utilizadas. Lo que si cambia son los colores y la decoración.
En Paruro, las damas muestran un sombrero de paño negro con cinta del mismo color. También llevan una chamarra o blusa roja, decorada con una tela negra y cintas labradas. En su espalda cuelga una queperina roja. En su cintura resalta un chumpi que sujeta una pollera negra. Una enagua y ojotas completan su buen vestir.
Al igual que las damas, los varones utilizan sombrero de paño negro, con alas largas y cintas multicolores. Un poncho colorido y pequeño es otra prenda infaltable, al igual que un saco o chaqueta de bayeta crema o blanco. Un pantalón corto de bayeta negra y las infaltables ojotas le dan una prestancia singular.
En los Q’eros
Las mujeres y hombres de una de las comunidades originarias de la provincia de Paucartambo, visten de una manera particular que los distingue de los demás pueblos del Cusco.
En Q’eros, las mujeres cubren su cabello con una manta de lana de vicuña. Las llicllas, hechas con lana de oveja, tienen un borde amarillo. Las chamarras rojas están adornadas con botones blancos, mientras que la pollera negra, siempre de bayeta, muestra hilos multicolores en su parte inferior. Ellas calzan ojotas.
Los varones llevan sombreros de paño de marcada influencia europea y ponchos con iconografías del sol, camélidos, lagunas y montañas. Debajo llevan un unku negro, una prenda de la época incaica. El pantalón corto es de bayeta. Al igual que las mujeres, calzan ojotas.
En Ocongate
Antes o después de aventurarte en la ruta de las 7 lagunas del Ausangate, en este distrito de la provincia de Quispicanchis, te encontrarás con pobladores que visten de manera tradicional, entonces, te darás cuenta que sus prendas mantienen las características predominantes en la región.
Las mujeres lucen una montera circular fucsia y de pana negra bordada, con mentoneras o sujetadores. Las llicllas son negras y tienen aplicaciones de franelas de distintos colores en sus bordes. Un detalle que resalta son los bordados en los puños de las chamarras fucsias de bayeta.
La pollera es negra con cintas tejidas que llaman la atención por su iconografía geométrica. En cuanto al calzado, el uso de las ojotas es el predominante.
Los hombres usan chullo y una montera circular. Sus ponchos de lana de oveja son de diferentes colores (rojo, verde y naranja); mientras que sus chalecos de bayeta roja están ornamentados con botones. Los varones llevan pantalón corto de bayeta negra, calzan ojotas y cargan una chuspa que contiene hojas de coca.
En Ollantaytambo
Muchas mujeres y hombres de Ollantaytambo, la “Ciudad Inca Viviente” en el Valle Sagrado de los Incas (provincia de Urubamba), mantienen la costumbre de vestirse a la usanza de sus padres y abuelos.
Ellas usan una montera redonda forrada con bayeta negra y roja, de las que cuelgan trencillas fucsias y rojas, enganchadas con innumerables imperdibles. Sus llicllas están decoradas con iconografías zoomorfas (cóndores y sapos).
Además, llevan una chamarra de bayeta roja con botones blancos y bordados. La pollera es del mismo material e incluye el negro, mientras que los bordados de figuras geométricas que la decoran son verdes y fucsias. Las damas llevan una candunga en la mano y calzan ojotas.
Los hombres cubren sus cabezas con un sombrero blanco de lana de oveja con trencillas rojas. Debajo llevan un chullo blanco con mentonera. Sus ponchos, rojos y naranjas, son cortos. Estos resaltan por sus flecos coloridos y las figuras de animales andinos (pumas, serpientes y cóndores).
Debajo se ponen un sacón largo negro con botones blancos y rojos, llamado “tabla casaca”; y un chalequito de bayeta roja con botones blancos. El chumpi en la cintura sostiene un pantalón corto de bayeta blanca y la chuspa sirve para llevar las hojas de coca.